jueves, 7 de diciembre de 2006

sin molestar a nadie


No vale la pena. No, no vale la pena. No tanto por mí, sino por ellos que me quieren. No sirve de nada hacer algo así, sólo para desparramar más la mierda. Para dejarlos ganar serviría, solamente para eso. Mejor me corro, esa línea amarilla me tiene que tener lejos así no se despiertan mis pensamientos más oscuros en días como el de hoy. No quiero susurrarle más a mi mente esos sentimientos negros, quiero regalarle poesías. Pero no se va a poder hoy, hoy mejor hacer el mejor de mis esfuerzos, y pensar que ésta ceremonia hipócrita sirve de algo. Ahí veo su luz, ahí viene rápido, ni lo sentiría. No me daría cuenta, y si me doy cuenta, serían sólo dos segundos, no se mancharía nada más que ese metal opaco que nunca vio la luz, ese metal que tanto se parece a mi. La máquina es tan pesada que no se abollaría. Sólo le costaría a la empresa unas horas extras que deberán pagar al señor de limpieza. Que lo descuenten de mi seguro de vida. Pero hoy no, tal vez otro día, hoy me alejo del andén para no tentarme. Que hoy no voy a saltar a regalarle mi muerte al señor maquinista del subte. Hoy me subo al subte y aguanto un día más. Tal vez si mañana cambio de opinión, me tiro abajo del aparato en marcha, sin molestar a nadie.

2 comentarios:

Scaramuccia Clawdia dijo...

quizas las situaciones más dificiles aveces nos hacen pensar lo pero, pero con un buen proceso nos traen lo mejor.

te adoro!

Unknown dijo...

La muerte te susurra al oído. Todo el tiempo.